PiElevate

Si la vida te da limones, ¡haz limonada!

 

Muchas veces, durante alguna reunión tensa, planteando alternativas o posibilidades, he escuchado que mis argumentos sólo servían en Piamalandia
 
Es cierto que el primer día que lo escuché, me sentí increpada. Era como si me hubieran dicho “deja de tener la cabeza llena de pajaritos y sé más profesional”. Después, con el tiempo, yo misma he incluido este concepto, cuando veía que mis propuestas eran vistas desde el escepticismo, desde la duda.

“Esto sucede y no sólo en Piamalandia“. 

Hoy por hoy, Piamalandia es el país donde puede pasar de todo, casi siempre positivo, con alguna que otra sorpresa, pero altamente efectivo y posible, donde las cosas se consiguen por el mero hecho de desearlas.
 Si deseamos algo con fuerza y ponemos todos nuestros sentidos en ello, tenemos todos los números de hacer que suceda.
Estar en el país donde todo puede suceder tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero siempre es más agradable que quedarte encallado en el País de NoesPosible.
 
Si quisiera enrollarme aún más (sí, aún más), seguramente entraría en el plano de las ideas, de cómo se gestan y de, importante, como se conectan entre si. De allí, pasaría a hablar del pensamiento, de la realidad, del plano en el que estamos acostumbrados a movernos y, por tanto, a existir o a tener sentido de existencia.
 
Pero, qué es lo real?. ¿Qué importancia puede tener pensar que algo no se puede hacer o por el contrario, que sólo por desearlo es posible que se realice?.
 
El otro día leí algo muy interesante sobre el poder del pensamiento:
Imaginemos un limón, pensemos en un hermoso, amarillo y aromático limón. ¿Lo vemos?, ¿podemos construir el pensamiento de un limón?. Si, ¿verdad?. De acuerdo. Siguiendo con nuestro ejercicio, imaginemos ahora como cogemos un cuchillo y cortamos por la mitad ese limón…vemos su jugo escurriéndose por nuestra mano. ¿Lo notas?, ¿ves como tu pensamiento está absolutamente enfocado en ese jugoso limón?, deja incluso de leer y pon toda tu atención en ese limón que has construido con tu mente. Bien.
Ahora, imagina que exprimes dentro de tu boca ese limón abierto por la mitad. ¿
Notas como el sabor de ese imaginario limón inunda tu lengua?….
 
¿A qué en ese preciso instante (sino antes, al imaginarte cortándolo) tus glándulas salivares se han activado?
 
Tu cerebro no distingue en si es real o producto de tu mente. Tu cerebro directamente activa las glándulas salivares. Todo tu cuerpo está comiendo un limón.

¿Qué es real?, ¿qué es imaginario?.

 
Cuando uno está enfocado, tremendamente enfocado en sus objetivos y tiene todos sus pensamientos puestos en la posibilidad y la obtención de esos objetivos…la mente no distingue. La mente pone en marcha todos los mecanismos suficientes para vivir esa situación.
 
Se me escapa si sólo por eso es posible que las cosas sucedan pero por de pronto, estoy educando a mi cerebro para que coma limones, a mi cuerpo para que viva en Piamalandia y a nuestros clientes para que no se asusten al dejar en nuestras manos sus proyectos.
 
¡Ahí es nada!